Los cuarenta y cinco by Alejandro Dumas

By Alejandro Dumas

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Ah! —gritó Ana de Joyeuse—, ya veis, señor, que no me engañaba: he ahí el reo. ¡Ira de Dios! Y qué fea catadura. —Tiene miedo y hablará —dijo Catalina. —Si no le faltan las fuerzas —observó el rey—. Ved, madre mía; su cabeza vacila como la de un cadáver. —Señor —repuso Joyeuse—; es una figura horrible. —¿Y cómo quieres que sea hermoso un hombre que abriga pensamientos tan feos? ¿No te he manifestado ya, Ana, las relaciones secretas de la parte física y de la moral, como Hipócrates y Galeno las comprendían y las comentaban?

Ya escribe, ya escribe —murmuró la multitud. —Ya escribe —repitió la reina madre con un placer visible. —Ya escribe —dijo el rey—: pues bien, juro que le perdonaré la vida. De repente Salcedo se detuvo para mirar otra vez al joven. Este repitió la misma señal, y Salcedo se puso nuevamente a escribir. Después de un intervalo más corto interrumpió de nuevo la escritura para volver a mirar. Esta vez el paje hizo seña con los dedos y la cabeza. —¿Habéis acabado? —dijo Tanchou, que no perdía de vista su papel.

Qué ventaja sacaré de ver descuartizar a Salcedo? Nada de eso... Por otra parte, he renunciado a la política. Vamonos a comer, pues si hubiese sol señalaría la hora del mediodía, lo cual quiere decir que ya es hora de comer. 31 Dijo y entró en París sonriéndose con calma y maliciosamente. 32 IV EL BALCÓN QUE OCUPABA S. M. ENRIQUE III EN LA PLAZA DE GRÈVE Sigamos hasta la plaza de Gréve, a la cual se dirige ese enjambre del barrio de San Antonio; encontraremos sin duda entre la multitud a muchos de nuestros ya conocidos personajes; pero en tanto que todos esos pobres ciudadanos, menos prudentes por cierto que Roberto Briquet, se adelantan codeando, empujando y sacudiendo a derecha e izquierda a los que les preceden, prefiramos transportarnos a la misma plaza, y una vez allí, y después de haber abarcado de una ojeada el espectáculo entero que ofrecía, traer por un momento a la memoria lo pasado, con objeto de profundizar la causa por medio de la contemplación de sus efectos.

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